La toma de biopsia permite detectar precozmente la presencia de alguna lesión, para poder extirparla antes de que se convierta en cáncer. Entonces, ¿en qué consiste este examen? ¿En qué casos se debe hacer? ¿Y cómo se realiza una biopsia del cuello uterino?
¿Qué es una biopsia?
El cáncer de cuello uterino generalmente es causado por la presencia de un virus muy común (VPH – virus del papiloma humano) en la membrana mucosa. En la mayoría de los casos, el cuerpo elimina espontáneamente el virus. Pero, sucede que la infección persiste. Sin embargo, a largo plazo, la presencia de este virus puede causar displasia en el cuello uterino: las células sanas cambian y pueden convertirse en células cancerosas.
¿Por qué hacemos una biopsia? Este acto médico permite analizar con precisión la composición de una lesión sospechosa,
para determinar si se trata de cáncer. Básicamente se toma un fragmento de tejido o células que posteriormente son analizadas con el microscopio en el laboratorio. Los resultados del examen permiten resaltar la presencia, o no, de células cancerosas. Especifican en particular la naturaleza de la patología sospechosa.
Un examen indoloro, una biopsia del cuello uterino se puede realizar como parte de la detección del cáncer de cuello uterino. Permite analizar cualquier anomalía en las células de la membrana mucosa del cuello uterino. Los resultados del examen ayudan al médico a adaptar la atención y el tratamiento. Pero, ¿cuándo exactamente se debe realizar este tipo de examen?
¿Cuándo se debe realizar una toma de biopsia del cuello uterino?
La prescripción de una biopsia del cuello uterino generalmente sigue resultados anormales encontrados en el contexto de la detección del cáncer de útero.
Sabemos que el cáncer de cuello uterino está estrechamente relacionado con la presencia de un virus del papiloma humano (VPH) en el cuerpo. Si este virus afecta a un gran número de personas sexualmente activas, suele desaparecer de forma espontánea. Sin embargo, es posible que la infección persista en algunas personas, lo que puede conducir a anomalías más graves, como el desarrollo de células cancerosas.
También se puede solicitar una toma de biopsia ante la presencia de ciertos síntomas sospechosos:
- Sangrado fuera de la menstruación;
- Períodos inusualmente abundantes o más largos de lo habitual;
- Flujo vaginal sospechoso (maloliente, abundante, etc.);
- Dolor durante las relaciones sexuales;
- Dificultad para orinar;
- Estreñimiento ;
- Dolor pélvico o de espalda baja;
- Una o ambas piernas hinchadas;
- Fatiga inusual, pérdida de peso, etc.
A saber: el cáncer de cuello uterino puede ser asintomático y pasar desapercibido durante un cierto período de tiempo. Cuando aparecen varios signos clínicos, generalmente significa que el tumor ya ha progresado. Sin embargo, la presencia de estos síntomas puede estar relacionada con otros problemas de salud y no significa necesariamente que haya cáncer. Por eso es importante consultar a su médico al menos signo inusual.
Prueba de Papanicolaou y prueba de VPH
El primer examen es el frotis cérvico-uterino realizado por un ginecólogo, una partera o su médico tratante. Si los resultados de este frotis son anormales, el médico puede solicitar una prueba de VPH.
La prueba del VPH puede realizarla la propia paciente. Si resulta negativo, podemos considerar que las anomalías detectadas en el frotis desaparecerán espontáneamente. Por otro lado, en caso de una prueba de VPH positiva, las investigaciones deben continuar con exámenes adicionales para confirmar, o no, la presencia de lesiones precancerosas o cancerosas.
Colposcopia
Este examen consiste en examinar el cuello uterino mediante un dispositivo equipado con una luz y un efecto de aumento para poder observar claramente todas las partes del útero. Para visualizar áreas anormales, se utilizan tintes. La colposcopia permite así detectar anomalías precisamente según la coloración de ciertas áreas uterinas.
Toma de biopsia
Si una o más áreas uterinas se tiñen de blanco durante la colposcopia, el médico realiza una biopsia. Luego se toma una muestra del revestimiento uterino de las áreas sospechosas. A veces, el médico realiza un legrado endocervical y luego extrae toda el área sospechosa. Si se considera necesario, el médico también puede realizar una biopsia de ganglio linfático centinela.
Luego, los fragmentos de tejido se envían a un laboratorio de patología para su análisis. El ginecólogo también establece un mapeo preciso de las áreas sospechosas. También puede tomar fotografías de la colposcopia/biopsia si su equipo lo permite.
Es normal que aparezca un pequeño sangrado después del examen. Estos cesan espontáneamente en unas pocas horas y el área está completamente curada después de unos días. Si los resultados del laboratorio de patología revelan la presencia de displasia cervical moderada o severa, esto significa que existe el riesgo de que estas lesiones se transformen en cáncer de cuello uterino. Por lo tanto, es necesario recurrir a su destrucción por láser o conización.
Conización
La conización consiste en la extirpación de un fragmento de tejido en el cérvix en forma de cono para eliminar la displasia de riesgo ante un posible desarrollo canceroso.
Si se encuentra displasia después del análisis de este fragmento de tejido, se establece un seguimiento con colposcopias periódicas. Por otro lado, si el análisis de los resultados revela la presencia de cáncer, son necesarios exámenes adicionales (incluyendo evaluación biológica, resonancia magnética, ecografía o PET SCAN). Permiten controlar el grado de avance de la enfermedad y conocer su posible extensión a otras partes del organismo.
En función de todos los resultados obtenidos se procede a realizar un manejo terapéutico para luchar contra la enfermedad.
Seguimiento y resultados de la toma de biopsia
Puede aparecer un ligero sangrado después del examen (durante algunas horas). El área está completamente curada después de unos días.
Las muestras de tejido tomadas se envían a un laboratorio de patología. El médico examina las muestras y determina si revelan displasia, carcinoma in situ o cáncer de cuello uterino. Están disponibles en un plazo de 3 a 10 días, dependiendo de los laboratorios.
Pueden indicar la presencia de displasia leve (NIC I), displasia moderada (NIC II) o displasia grave (NIC III). Las displasias leves, así como las displasias moderadas y severas que pueden degenerar en cáncer de cuello uterino.
La biopsia cónica consiste en que el ginecólogo extrae un fragmento de tejido en forma de cono, a nivel del cuello uterino. El cono se forma con la parte exterior del cuello uterino más cerca de la vagina y parte del canal endocervical. Elimina la displasia cervical para evitar que se convierta en cáncer.